Obesidad infantil ¿qué podemos hacer los padres?

Si los progenitores consiguen dominar una serie de habilidades, pueden prevenir e incluso tratar la obesidad de sus hijos

 

La obesidad es multifactorial y surge de una compleja maraña de condicionantes. Algunos no es posible modificarlos, como nuestra genética o las políticas sanitarias, pero otros sí, como la alimentación o el ejercicio que realizamos. En el caso de la obesidad infantil, sin embargo, se está ante una situación más complicada: ninguno de sus condicionantes está bajo el control del niño, tal y como declaró en 2015 la doctora Margaret Chan, directora de la Organización Mundial de la Salud (OMS). Sin embargo, los padres sí podemos hacer algo para prevenirla e incluso para tratarla, tal y como se amplía en el presente artículo.

Obesidad infantil: drama a cámara lenta

Cerca de 42 millones de niños menores de cinco años tienen sobrepeso u obesidad en el mundo, diez millones más que en 1990. Es más, se estima que este crecimiento exponencial no disminuirá: en 2025 la cifra alcanzará los 70 millones. Muchos de estos pequeños tendrán problemas de salud atribuibles a su exceso de peso, tanto durante su infancia como en la edad adulta. Los problemas pueden ser físicos (como padecer hipertensión), sociales e, incluso, económicos: hay cálculos que revelan que un niño con obesidad a lo largo de su vida tendrá que invertir cerca de 13.000 euros más en gastos médicos que uno de peso normal.

Abordar este drama a cámara lenta requiere tomar medidas a todos los niveles. En cualquier caso, una larga lista de investigaciones científicas han observado que no se puede desdeñar el papel de los padres para prevenir la obesidad infantil o, como mínimo, frenar su evolución. Hoy se sabe que fomentar la responsabilidad paterna resulta crucial para, en mayor o menor medida, evitar la aparición de la obesidad infantil o tratarla cuando ya está instaurada. En los últimos años cada vez más expertos consideran que el abordaje de este trastorno debe focalizarse en los progenitores. Los profesionales sanitarios persiguen que los padres dominen una serie de habilidades, todas relacionadas con el cambio del comportamiento. Las detalló en septiembre de 2013 una interesante investigación publicada en la revista Obesity Reviews por van der Kruk y sus colaboradores. En su trabajo se ve que dichas habilidades pueden dividirse en dos tipos: generales o relacionadas con el estilo de vida. Su dominio se relaciona con el éxito del abordaje de la obesidad, así que vale la pena tenerlas en cuenta. A continuación se listan las más relevantes.

Habilidades genéricas

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