No, no se aconseja seguir comiendo carnes rojas y procesadas alegremente.

Lo digo porque anteayer se publicó un estudio que ha generado decenas de titulares sugiriendo que no hay razón para disminuir nuestro consumo de estos productos (Johnston BC, et al. Ann Intern Med. 2019 Oct 1. [Epub ahead of print]). Respondió de inmediato el Departamento de Nutrición de la Universidad de Harvard etiquetando a los consejos del estudio o a los titulares generados a partir de ellos con estos piropos: sensacionalismo, mala ciencia, irresponsabilidad, dañinos para el medio ambiente y, desde luego, perjudiciales para la salud pública (Harvard T.H. Chan, 2019).

Pero no ha sido la única entidad que ha puesto el grito en el cielo. Se ha sumado el Fondo Mundial para la Investigación del Cáncer (World Cancer Research Fund), la Sociedad Española de Epidemiología, el Instituto de Salud Carlos III, entre muchas otras asociaciones, colectivos de salud o expertos en nutrición, como la doctora Marion Nestle, quien habla de «nihilismo nutricional» (Nestle M, 2019), la doctora Maira Bes-Rastrollo o el doctor Miguel Ángel Martínez. Intenté aglutinar varias de dichas respuestas en este hilo de Twitter, en el que justifiqué que además de destilar mala ciencia, este nuevo artículo obvia algo importante: la ética (sostenibilidad medioambiental o sufrimiento animal).

 

 

Ese mismo día, por cierto, recibí una alerta de la publicación de una nueva investigación sobre carnes procesadas y salud (Kim DD, et al. Am J Prev Med. 2019 Sep 26. [Epub ahead of print]). Evalúa el impacto positivo que ejerce subir sus impuestos y añadirles advertencias sanitarias. Lo tienen en este otro hilo de Twitter, que detallo debajo de estas líneas. Léanlo y piensen en algo llamado «principio de precaución«.

 

Pues bien, pese a que podría explicar muchas cosas más sobre este feo asunto, el gran Juan Revenga (@juan_revenga) lo ha hecho antes y mucho mejor que yo. Así que nada mejor que leer su intachable, revelador, profundo y, sobre todo, magnífico análisis (Revenga J, 2019). No se lo pierdan: https://elcomidista.elpais.com/elcomidista/2019/10/02/articulo/1570008267_963134.html


Tanto Juanjo Cáceres (@JuanjoCaceresn) como yo, además de felicitar encarecidamente a Juan Revenga, necesitamos agradecerle hasta el infinito y más allá que haya citado nuestro libro «Más vegetales, menos animales» en su maravilloso artículo. ¡Muchísimas gracias, amigo!

P.D. 8 de octubre de 2019. Tal y como he comentado en mi cuenta de Twitter (y gracias a un aviso de Juan Revenga), la revista The New York Times acaba de publicar un artículo titulado «Scientist Who Discredited Meat Guidelines Didn’t Report Past Food Industry Ties» («El científico que desacreditó las guías de la carne no declaró su vinculación pasada con la industria alimentaria»). A leerlo no he podido evitar recordar una investigación de la doctora Maira Bes-Rastrollo y colaboradores (PLoS Med. 2013 Dec;10(12):e1001578). En ella se agrupó los estudios sobre bebidas azucaradas y salud en dos categorías. En una categoría estaban los estudios financiados por la industria de los «refrescos» y en otra categoría los estudios no financiados… y, oh sorpresa, la investigación constató que muchos de los estudios que no observan una relación clara entre consumir bebidas azucaradas y sufrir obesidad están, “casualmente”, financiados por la industria que comercializa tales bebidas. Hablé de ello en este texto para «Ser Consumidor» titulado «Bebidas azucaradas ¿engordan? Respuesta: ¿quién financia el estudio?«. ¿Qué tiene que ver esto con el nuevo estudio sobre la carne? Pues tiene mucho que ver, a juzgar por las declaraciones, en The New York Times, del Dr. Frank Hu, jefe del departamento de Nutrición de la Universidad de Harvard. En sus palabras, el nuevo estudio ha usado la misma metodología que otro estudio (firmado casualmente por el principal investigador del nuevo trabajo sobre la carne) que buscó quitar importancia a los efectos del azúcar sobre la salud. O, parafraseando a Juan Revenga «algo similar a valorar la calidad de un vehículo deportivo con los criterios que medirían la calidad de un tráiler» (https://t.co/ikjWYIcn8p). En el caso que nos ocupa, ¿podemos realizar ensayos controlados y aleatorizados obligando a un grupo (grupo intervención) a comer muchas carnes rojas y procesadas y al otro (grupo control) no, durante suficientes años como para valorar si se ha producido un evento cardiovascular, un cáncer u otras patologías crónicas? Además de la dificultad que entrañaría tal estudio, no parece muy ético, dadas las fundadas sospechas del riesgo para la salud de los voluntarios asignados al grupo intervención. Lo que me recuerda al famoso estudio que intentó dilucidar si estaba demostrado científicamente que tirarse sin paracaídas era arriesgado. Como sus autores (Gordon C S Smith y Jill P Pell) no encontraron ensayos controlados y aleatorizados (a un grupo lo lanzamos sin paracaídas y a otro con), concluyeron (irónicamente, claro) que no estaba demostrado el riesgo de tirarse sin paracaídas desde un avión (BMJ. 2003 Dec 20;327(7429):1459-61.). En realidad, su trabajo fue un llamamiento al sentido común en el ámbito de estudios como el que justamente se acaba de publicar. De hecho, y ya acabo, cuando se realizan recomendaciones preventivas a la población con consejos para mejorar conductas, sin especificar cantidades (aumento del consumo de frutas y hortalizas), o desincentivar conductas que pueden poner en peligro su salud (hábito de fumar, consumo de alcohol o, también, excesivo consumo de carnes rojas y procesadas), no es necesario que se diseñe un ensayo controlado y aleatorizado, sino que basta con estudios observacionales bien diseñados, tal y como justificó en 2004 el Instituto Alemán de Medicina Social, Epidemiología y Economía de la Salud y el Departamento de Epidemiología del Instituto Alemán de Nutrición Humana (Public Health Nutr. 2004;7:279-84.).

Posdata 2 (3 de julio de 2020): El efecto de la carne roja y procesada en la mortalidad, según NutriGrade o según la clasificación de evidencias del Fondo Mundial para la Investigación del Cáncer, presenta un grado de evidencia es de moderado a fuerte. Es la conclusión un nuevo estudio publicado por  Lars T Fadnes, Erik Kristoffer Arnesen y Dagfinn Aune en la revista científica Tidsskr Nor Laegeforen. Fuente: Fadnes LT, Arnesen EK, Aune D. Should we reduce consumption of red meat?. Bør vi spise mindre rødt kjøtt?. Tidsskr Nor Laegeforen. 2020;140(10):10.4045/tidsskr.19.0786. Published 2020 Jun 24. doi:10.4045/tidsskr.19.0786 (Tidsskr Nor Laegeforen. 2020;140(10):10.4045/tidsskr.19.0786).

Posdata 3 (14 de diciembre de 2021): El 9 de febrero de 2021 publiqué un texto en Nutrir con Ciencia/Materia (la sección de Ciencia de El País) en el que amplié esta cuestión. Lo titulé «Por qué debemos reducir la ignorancia nutricional (y el consumo de carne)«.

Posdata 4 (18 de marzo de 2022): Se acaba de publicar una investigación cuya conclusión ha sido que existen pruebas convincentes de la relación entre un exesivo consumo de:

Carne total y adenoma colorrectal, cáncer de pulmón, cardiopatía coronaria y accidente cerebrovascular,

Carne roja y adenoma colorrectal, cáncer de ovario, próstata, riñón y estómago, enfermedad cardiovascular y accidente cerebrovascular.

Carne procesada y cáncer de colon y vejiga.

Fuente: Grosso G, La Vignera S, Condorelli RA, Godos J, Marventano S, Tieri M, Ghelfi F, Titta L, Lafranconi A, Gambera A, Alonzo E, Sciacca S, Buscemi S, Ray S, Del Rio D, Galvano F. Total, red and processed meat consumption and human health: an umbrella review of observational studies. Int J Food Sci Nutr. 2022 Mar 15:1-12. doi: 10.1080/09637486.2022.2050996. Epub ahead of print. PMID: 35291893.

 

Posdata 5 (28 de junio de 2023): Una revisión sistemática con metaanálisis acaba de concluir que el consumo de carne roja, tanto procesada como sin procesar, se relaciona con un mayor riesgo de enfermedades cardiovasculares y diabetes. En palabras del equipo de investigación: «»El consumo de carne roja procesada y sin procesar está asociado con un mayor riesgo de enfermedad cardiovascular y con subtipos de enfermedad cardiovascular y diabetes, con una asociación más fuerte en entornos occidentales, pero sin diferencia de sexo» («Unprocessed and processed red meat consumption are both associated with higher risk of CVD, CVD subtypes, and diabetes, with a stronger association in western settings but no sex difference»). Fuente: Shi W, Huang X, Schooling CM, Zhao JV. Red meat consumption, cardiovascular diseases, and diabetes: a systematic review and meta-analysis. Eur Heart J. 2023 Jun 2:ehad336. Disponible en: https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/37264855/

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