Un metaanálisis (JAMA Netw Open. 2024 Nov 4;7(11):e2442163) acaba de evaluar el efecto, sobre el peso y el metabolismo, de:
–ayuno intermitente,
–reducir la frecuencia de las ingestas, o
-alterar la distribución de las calorías a lo largo del día (por ejemplo, tomar más calorías en el desayuno que en otras ingestas).
Como los defensores de las soluciones simplistas enarbolarán este estudio con fervor patriótico , aquí mi opinión.
La primera parte de la conclusión es ideal para que todo amante de enfoques reduccionistas y apresurados la empuñe como si fuera verdad esculpida en piedra:
«[Estas propuestas] pueden reducir el peso en comparación con la atención estándar y/o el asesoramiento nutricional… «.
Peeero… no podemos obviar que a renglón seguido leemos:
«Sin embargo, los tamaños de los efectos encontrados fueron pequeños y de importancia clínica incierta. La alta heterogeneidad y el riesgo de sesgo entre los estudios incluidos generaron inquietudes sobre la certeza de la evidencia subyacente».
O sea, que si el estudio hubiera evaluado la capacidad de una nueva manera de reparar aviones, la conclusión sería:
«Quizá sea útil, pero la pura verdad es que tras probarlo lo único que podemos asegurar es que su efecto es pequeño y su efectividad incierta».
¿Arreglamos el avión de esa nueva manera?
Por si alguien piensa que exagero, en el propio estudio leemos que:
1.- La mayoría de las investigaciones que han revisado no han sido de personas que deciden por su cuenta seguir alguna de las 3 propuestas, sino de pacientes seguidos de cerca por nutricionistas (que no sólo dan esos consejos, claro).
2.- La calidad general de la evidencia fue baja porque la mayoría de los estudios incluidos en el metaanálisis se calificaron (según los propios firmantes) como de alto riesgo de sesgo e inconsistencia.
Sabiendo que 650 millones de adultos tienen obesidad y que miles de millones de personas tienen problemas metabólicos como hipertensión, hipercolesterolemia o hiperglucemia, aferrarse a este trabajo como supuesto talismán es una imprudencia temeraria. ¿Por qué?
Porque, siguiendo con el ejemplo del avión, el nuevo sistema de reparar averías no sólo tendría que demostrar efectividad, también seguridad. Es decir, que una vez aplicado el sistema, el avión no se desplome en pleno vuelo y repleto de pasajeros.
Insisto: lo único que ha demostrado el ayuno intermitente en un estudio bien diseñado es hacer perder masa muscular. Una puñalada trapera a la salud, como justifiqué aquí: «Ayuno intermitente, masa muscular y principio de precaución«.
E insisto (2): no desayunar porque no tienes apetito no es «Ayuno intermitente». Sí lo es no desayunar teniendo apetito y con la idea en mente de que eso es maravilloso para tu peso corporal o tu salud.
En cuanto a reducir la frecuencia de las ingestas, o alterar la distribución de las calorías a lo largo del día, ¿es algo perjudicial? No, no es eso. Es que no hay pruebas para afirmar que sean estrategias válidas para adelgazar o ganar salud. Hablé de ello en el texto «¿Qué adelgaza más, comer 1 vez al día o 9 veces al día?«, en el que insistí en que:
«La clave no está en el número de comidas que hagamos, sino en lo que contengan dichas comidas».
Todo lo anterior nos conduce a algo que siempre debería tener en mente todo profesional de la salud: abrazar promesas reduccionistas es asumir un coste de oportunidad: el tiempo y esfuerzo dedicados a ellas se restan al que se podría haber invertido en mejorar el estilo de vida o en pedir ayuda sanitaria en caso de ser necesaria.
He desglosado este texto en mi cuenta de Twitter (X):
Un metaanálisis ha evaluado el efecto sobre el peso y el metabolismo de:
-ayuno intermitente,
-reducir la frecuencia de las ingestas, o
-alterar la distribución de las calorías a lo largo del día.
Como lo enarbolarán los adalides de soluciones simplistas, aquí mi opinión👇— 🏳️🌈Julio Basulto (@JulioBasulto_DN) November 2, 2024
Suscripción a este blog: http://juliobasulto.com/novedad-suscripcion-a-mi-blog-a-traves-del-correo-electronico/
Próximos cursos o conferencias de Julio Basulto: