Soy consciente de que la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA) publicó en 2011 un dictamen favorable a la utilización de ciertas dosis de arroz de levadura roja para controlar los niveles de colesterol. Pero también conozco un documento posterior a la publicación del dictamen de la EFSA: la «Guía de Práctica Clínica sobre el manejo de los lípidos como factor de riesgo cardiovascular«, publicada en 2017 por nuestro Ministerio de Sanidad. Tras revisar la supuesta eficacia de dicho producto (y otros similares) concluyó lo siguiente:

«La evidencia disponible muestra datos poco consistentes acerca de la eficacia de las plantas medicinales para reducir las cifras de colesterol».

Curiosamente, sucedió algo similar con los esteroles vegetales (esos que encontramos en productos como «Danacol»): mientras que la EFSA encontró en 2009 pruebas sobre su supuesta eficacia para disminuir el colesterol, nuestro Ministerio de Sanidad desaconsejó en 2017 su utilización con este fin, según detallé en el texto: «¿Benecol, Danacol, Omega-3, soja…para el corazón? ‘No se recomienda’«.

Pero hoy solo quiero hablar brevemente sobre el arroz de levadura roja para el colesterol. Sí, hay estudios que observan ciertos beneficios, pero según el National Center for Complementary and Integrative Health:

  1. Si el arroz de levadura roja contiene suficiente monacolina K (una sustancia producida por la levadura), puede disminuir el colesterol, dado que dicha sustancia es químicamente idéntica al ingrediente activo de la lovastatina, uno de los fármacos conocidos como estatinas, que se utilizan para disminuir el colesterol. Pero…
  2. Sin embargo, análisis realizados por la Food and Drug Administration muestran que «el arroz de levadura roja que se vende como producto alimenticio contiene solo trazas de monacolina K o ninguna cantidad de ella».
  3. Los consumidores no tienen forma de saber cuánta monacolina K hay en la mayoría de los productos de arroz de levadura roja. Las etiquetas de estos productos generalmente indican solo la cantidad de arroz de levadura roja que contienen, no la cantidad de monacolina K.
  4. Si de verdad tuviera una cantidad suficiente de monacolina K, debemos saber que «puede causar los mismos tipos de efectos secundarios e interacciones farmacológicas que la lovastatina». ¿Cuáles son? Aquí los tienen:  miopatía (síntomas musculares como dolor y debilidad), rabdomiólisis (un condición en la que las fibras musculares se descomponen, liberando sustancias en el torrente sanguíneo que pueden dañar los riñones) y toxicidad hepática. Todos estos efectos secundarios se han observado en personas que tomaban arroz de levadura roja.
  5. Si el proceso de cultivo de arroz de levadura roja no se controla cuidadosamente (y no tenemos manera de saber si se ha «controlado cuidadosamente»), se puede formar una sustancia llamada citrinina, que puede causar insuficiencia renal En un análisis de 2011 de los productos de arroz de levadura roja vendidos como suplementos dietéticos, se encontró que 4 de 11 productos contenían este contaminante.

Esto último es importantísimo. No soy en absoluto partidario de medicalizar a la población. De hecho, opino que el primer consejo que debe recibir toda persona con hiperolesterolemia es mejorar su estilo de vida. Lo justifiqué en este par de textos:

– «Cinco consejos para bajar el colesterol»

– «Mi último texto en Estar Bien, de Muy Interesante: colesterol«.

Pero también sé que existen situaciones en las que puede estar justificado (bajo criterio médico individualizado) acudir a un fármaco para tratar la hipercolesterolemia. Ojo, que he dicho «fármaco» y no «complemento alimenticio».

¿Y si el arroz de levadura roja lo consumimos en forma de complemento alimenticio (y no en forma de alimento)? Gracias a Francisco José Ojuelos, fantástico abogado experto en derecho alimentario, he conocido el Reglamento (UE) N o 212/2014 de la Comisión que señala que en teoría sí debe haber una cantidad concreta de monacolina K que supuestamente podría disminuir nuestros niveles de colesterol, y que los niveles de citrinina deben ser lo suficientemente bajos para que no ocasionen daños renales. Pero ojo, como hemos visto antes, los posibles efectos adversos de la monacolina K son los mismitos que los de la lovastatina. ¿Aparece un largo prospecto en el complemento alimenticio de arroz de levadura roja como el que encontramos en la lovastatina? No. ¿Se cumplen a rajatabla reglamentos como el recién citado en todos los complementos alimenticios? A juzgar por este par de estudios, tampoco:

Improved Protocols of ITS1-Based Metabarcoding and Their Application in the Analysis of Plant-Containing Products.

The DNA-Based Authentication of Commercial Herbal Products Reveals Their Globally Widespread Adulteration.

Y es que en muchísimos complementos alimenticios no solo no sabemos a ciencia cierta la composición real el producto sino que en demasiadas ocasiones contiene sustancias no declaradas en la etiqueta. Hablé de ello en este tuit:

 

 

Para saber más sobre los complementos alimenticios aconsejo leer:

  1. El genial libro «El derecho de la nutrición» del recién citado abogado Francisco José Ojuelos (@fojuelosdotcom).
  2. Este texto, del mismo autor: «El complemento alimenticio vestido de producto sanitario: otro velo que cae«.

En suma: natural no es sinónimo de sano o inocuo. Vamos, que yo no me tomaría el arroz de levadura roja ni cobrando por ello.

 

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