Artículo originalmente publicado en el blog de “La Sirena” (colaboré hasta 2015) en 2013. He actualizado algunos datos.

 

¿Por qué el médico no nos prescribe “plantas medicinales” cuando nos diagnostica una anemia? Existen diversas razones, tal y como enumero a continuación, pero la más importante es que no han sido evaluadas mediante estudios rigurosos en humanos. Resulta imprescindible, antes de aplicar un tratamiento para una enfermedad, investigar no solo la efectividad de dicho tratamiento, sino también su seguridad, es decir, conocer sus efectos adversos a medio o largo plazo, así como las posibles interacciones con otros fármacos o sustancias.

Aproximadamente del 2 al 5% de los adultos (en países desarrollados) sufre anemia por deficiencia de hierro, conocida como “anemia ferropénica”. Cuando en nuestro cuerpo, por diferentes motivos, no existe suficiente cantidad de hierro, producimos menos glóbulos rojos, que transportan oxígeno. El oxígeno es necesario para que nuestras células produzcan energía. Así que lo más habitual, cuando tenemos anemia ferropénica, es que nos sintamos débiles, cansados o tengamos problemas para concentrarnos o pensar. Si estos síntomas son muy notorios debemos acudir al médico. El tratamiento, en caso de que nos diagnostique una anemia ferropénica, se basa en tomar suplementos de hierro.

¿Y las plantas medicinales? Las guías clínicas para el tratamiento de esta afección no incluyen a las plantas medicinales, tal y como se puede comprobar, por ejemplo, en esta guía desarrollada por la Sociedad Británica de Gastroenterología. Esto es así porque la gran mayoría de plantas no disponen de ensayos clínicos que hayan evaluado su actividad farmacológica o su capacidad curativa. Una revisión sistemática de ensayos clínicos publicada en octubre de 2007 concluyó que no hay pruebas convincentes para apoyar el uso de las “plantas medicinales” en ninguna dolencia. Una revisión, publicada en febrero de 2010 en Journal of clinical pharmacy and therapeutics, evaluó más de 1000 extractos de plantas (las más frecuentes en países occidentales) y concluyó que la gran mayoría de ellos no disponen de ensayos clínicos que hayan evaluado su actividad farmacológica o su capacidad curativa. Los autores del estudio hallaron, además, evidencias sólidas de que 1 de cada 200 plantas disponibles en el mercado occidental eran tóxicas o alergénicas.

De ahí la manía que tengo a complementos alimenticios como el dichoso Floradix, que, al menos hasta hace poco, inundaba con anuncios Barcelona y Madrid (la foto que aparece debajo de estas líneas la tomé en el metro de Barcelona).

Floradix

El único estudio serio que he encontrado sobre Floradix nos advierte de su baja tasa de absorción (Sci Pharm. 2013 Jun 21;81(4):1123-39). Es decir, si uno tiene anemia y se lo toma, muy probablemente seguirá teniendo anemia. Pero hay más. Porque antes de comercializar un fármaco para tratar la anemia no solo se investiga su efectividad, también sus potenciales efectos adversos en humanos. ¿Cuántos estudios de dicha clase ha publicado Floradix? Yo no he encontrado ninguno.

Paréntesis 1: edito este texo por primera vez (más abajo la segunda) para añadir que todo lo anterior me recuerda a un texto que suelo citar en este blog, y que cito de nuevo, por aquello de que «Más vale pesado, que descuidado». El texto es el siguiente: «Si le parece engañoso, entonces le parece ilegal«. Se trata de un excelente escrito, obra del fantástico abogado Francisco José Ojuelos (en Twitter, @CriticaProcesal).

En mi libro «Mamá come sano«, por cierto, detallé lo siguiente:

«En España hay un complemento muy de moda, llamado Floradix, elaborado con extractos de diferentes plantas. No solo no he hallado un solo estudio fiable que sustente su supuesta capacidad para revertir una anemia tanto en embarazadas como en el resto de la población (¿en qué invierte la empresa sus ganancias?), sino que resulta que uno de sus ingredientes es un concentrado de manzanilla, una sustancia que puede producir abortos involuntarios. No lo digo yo, lo afirma MedlinePlus, que advierte a las gestantes lo siguiente “Si usted está embarazada evite el uso de manzanilla” .

Paréntesis 2: edito de nuevo este escrito para aclarar que, al parecer, no todos los complementos Floradix contienen manzanilla, como es el caso del que verán al hacer click en este link. Sea como fuere, ante la duda, y por principio de precaución (y sobre todo sabiendo la ausencia de estudios de efectividad y seguridad) lo mejor es, en mi opinión, no tomarlo. Que alguien me diga, por cierto, en qué parte de la «Guía de práctica clínica de atención en el embarazo y puerperio» de nuestro Ministerio de Sanidad aparece el Floradix como una opción para tratar una supuesta anemia ferropénica en el embarazo. Ya se lo digo yo: en ningún sitio.

Sigamos. Una revisión sistemática de la literatura publicada en febrero de 2012 detalló que el número de plantas medicinales investigadas en cuanto a su seguridad mediante estudios rigurosos es muy bajo en relación a la cantidad de dichas plantas que se utiliza en la actualidad.

Es importante recordar que “natural” no es sinónimo de inocuo ni de “beneficioso”. El National Center for Complementary and Alternative Medicine de Estados Unidos, señaló en 2010 lo siguiente:

  • El uso, por parte de un fabricante, del término «certificado» o «verificado» o «estandarizado» en un suplemento a base de plantas no necesariamente garantiza la calidad del producto. La cantidad del ingrediente activo puede ser inferior o superior a lo detallado en la etiqueta.
  • Un suplemento a base de plantas puede contener docenas de compuestos con principios activos no conocidos y dicho suplemento puede estar contaminado con otras hierbas, pesticidas o metales, o incluso adulterado con ingredientes no declarados (Ej.: medicamentos)

En resumen, si padeces anemia (u otra patología), sigue las pautas que te indique tu médico y no te automediques… y eso incluye a las plantas medicinales.

Para ampliar lo aqui detallado, sugiero leer estos dos textos que redacté en diciembre de 2014:

 

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