Gracias a la doctora Karina Cuiñas he sabido de un recién publicado documento de la American Gastroenterological Association (AGA) sobre este tema (Gastroenterology. 2020 Aug;159(2):697-705).

Karina lo ha resumido magistralmente en su cuenta de Instagram.

 

 

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La industria de los probióticos crece como la espuma, y genera unas ganancias millonarias. Pero, ¿sus altos costes se traducen en similares beneficios?⁣ ⁣ Los probióticos son microorganismos vivos que, si se consumen en cantidades suficientes, mejoran la salud. Para poder asentarse en el colon, primero tienen que sobrevivir al baño ácido del estómago, a las enzimas que digieren los alimentos y que lleguen en la suficiente cantidad para poder pegarse a las paredes y empezar a actuar. Si no tuviésemos estos mecanismos de defensa, cualquier bacteria que se colara en nuestro tubo digestivo, nos podría causar gran daño. Por eso, la formulación y la cantidad de microorganismos que tienen los probióticos son muy importantes.⁣ ⁣ ¿Por qué hay tanta controversia con su uso? El mayor problema es que no se elaboran como fármacos, sino como suplementos alimenticios. Por eso no tienen que pasar los estudios de rigor para saber que son efectivos en tratar enfermedades o para confirmar sus riesgos.⁣ ⁣ Por suerte no se han visto grandes efectos secundarios (hasta ahora) en gente sana. Ya en personas con enfermedades graves, problemas inmunitarios o niños prematuros, puede haber más riesgo. Podría pasar, como el caso del trasplante fecal, que se genere una alerta por transmisión de enfermedades infecciosas, después de años de uso.⁣ ⁣ Es fácil que nos dejemos llevar por los posibles beneficios y su aparente seguridad, y los recetemos más de lo que deberíamos. Las empresas que los comercializan tienen campañas de marketing agresivas. Y, si buscas estudios de probióticos para cualquier problema de salud, seguro que consigues alguno que muestra beneficios. De hecho, si buscas la palabra “probiotic” en Pubmed (un buscador muy conocido de estudios de medicina), a día de hoy te salen más de 29 mil estudios.⁣ ⁣ Por eso me fío de entidades tan importantes como la Asociación Americana de Gastroenterología, que se han tomado la molestia de revisar la evidencia de los probióticos de forma sistemática para los problemas gastrointestinales más comunes, y han elaborado una guía que he resumido en las imágenes.⁣ ⁣ Sigue en comentarios…

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¡Muchas gracias, Karina! Lo intento resumir, en todo caso. La AGA desaconseja el uso de probióticos para la mayoría de afecciones digestivas . Citan, por ejemplo, la falta de pruebas de utilidad de los probióticos en niños norteamericanos con gastroenteritis aguda (en niños de otros países hay estudios que muestran beneficios en niños y adultos, pero no se sabe qué cepa recomendar a cada grupo de pacientes). Tampoco hay pruebas de utilidad en niños que acuden a urgencias con diarrea, como tampoco las hay para tratar la infección por Clostridium difficile, la enfermedad de Crohn, la colitis ulcerosa o el Síndrome del Intestino Irritable. Para estas afecciones, AGA sugiere que los pacientes consideren suspender los probióticos, ya que existen costos asociados y no hay evidencia suficiente que sugiera la ausencia de daño.Vamos, que el balance riesgo/beneficio se decanta hacia el riesgo. Las pocas excepciones en las que los probióticos podrían ser útiles son:

  • en bebés prematuros (nacidos antes de las 37 semanas), con bajo peso al nacer (<2500 g), ciertas cepas específicas de probióticos pueden prevenir la mortalidad y la enterocolitis necrotizante, reducir el número de días necesarios para alcanzar una alimentación completa y disminuir la duración de la hospitalización.
  • en la prevención de la infección por C. difficile en adultos y niños que toman antibióticos, y para el manejo de la pouchitis (o reservoritis) también se deben considerar ciertos probióticos.

 

Hablé de los probióticos en el texto: «Probióticos: ¿puede ser saludable una bacteria? (texto)«.

Fuente: Su GL, Ko CW, Bercik P, et al. AGA Clinical Practice Guidelines on the Role of Probiotics in the Management of Gastrointestinal Disorders. Gastroenterology. 2020;159(2):697-705. En línea: https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/32531291/

Posdata (14 de mayo de 2021): acabo de publicar un nuevo texto sobre probióticos, titulado «No tomes probióticos en el embarazo«.

Posdata 2 (25 de septiembre de 2023): el pasado mes de julio publiqué el texto «Nuevas razones para dudar de la santidad de los probióticos«.

Posdata 3 (25 de septiembre de 2023): el pasado 19 de agosto publiqué un texto relacionado con esta cuestión, titulado «5 patrañas sobre el microbioma«.

Posdata 4 (1 de diciembre de 2023): Una nueva revisión acaba de constatar que no hay investigaciones rigurosas que respalden la idea de que existen vínculos entre la microbiota intestinal y el exceso de peso corporal, como detallé en el texto «¿Probióticos para la obesidad? Beneficios dudosos, riesgos posibles«. Este trabajo cuestiona el conocido matra “la microbiota intestinal es un factor causal de la obesidad”. Y es que después de dicho mantra suelen venir las promesas de curación. ¿Cómo? Pues por ejemplo encasquetándonos carísimos probióticos supuestamente sanadores. Pero la magia no existe en salud pública. Como expliqué en 2017, «Las promesas de adelgazamiento sin esfuerzo se convierten en ceniza […] cuando se someten a la abrasadora mirada de la ciencia». También indiqué que el resultado de confiar en esa supuesta magia es «en el mejor de los casos, el fracaso. En el peor de los casos, aparecen peligrosas sensaciones de culpabilidad y otros efectos adversos» (¿Probióticos para la obesidad? Beneficios dudosos, riesgos posibles«). Volviendo al nuevo estudio, nadie dice que se deba dejar de investigar la relación microbiota-obesidad. Pero sí debemos saber que quien nos prometa que la microbiota es la clave para detener la obesidad nos está mintiendo. Fuente: Dalby MJ. Questioning the foundations of the gut microbiota and obesity. Philos Trans R Soc Lond B Biol Sci. 2023 Oct 23;378(1888):20220221.

 

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