Creo que he desaconsejado seguir una dieta variada o «comer de todo» en todos los libros que he escrito. ¿Por qué? Porque los estudios que abordan esta cuestión constatan una y otra vez que a más variedad, más riesgo de que en nuestra nevera, en nuestros armarios o en nuestras despensas aparezcan cosas que no son exactamente comida sino más bien «sustancias comestibles». Por eso no debería extrañarnos descubrir que varias investigaciones observan que una mayor variedad dietética se relaciona con un mayor riesgo de obesidad.

Pero hoy no voy a citar ninguna investigación aislada, sino un documento de postura de la American Heart Association (Asociación Americana del Corazón). Si se preguntan qué hace una asociación de cardiología hablando de nutrición es porque no saben que el último informe del European Heart Network justificó que la primera causa de muerte en Europa son las enfermedades cardiovasculares y que la principal causa de tales enfermedades son factores dietéticos modificables.

¿Qué opina sobre lo de «comer de todo» la American Heart Association? Opina que las pruebas científicas disponibles observan que una mayor diversidad en la dieta se relaciona con «patrones de alimentación subóptimos», es decir, con un mayor consumo de alimentos procesados, cereales refinados y bebidas azucaradas y también con un menor consumo de alimentos frescos. Añade que seguir una dieta variada «puede asociarse con el aumento de peso y con la obesidad en adultos». ¿Por qué? Porque, a juzgar por los estudios disponibles, la exposición a una variedad de alimentos puede reducir la sensación de saciedad (es decir, seguiremos comiendo tras cubrir nuestros requerimientos calóricos), lo que aumentará el consumo de energía y, en consecuencia, nuestro riesgo de obesidad.

Se concluye que «los datos actuales no apoyan una mayor diversidad en la dieta como una estrategia eficaz para promover patrones de alimentación saludables y un peso corporal saludable».

¿Qué aconsejan, entonces? Esto:»un patrón de alimentación saludable que enfatice una ingesta adecuada de alimentos de origen vegetal, fuentes de proteína, lácteos bajos en grasas, aceites vegetales y frutos secos, y que limite el consumo de dulces, bebidas azucaradas y carnes rojas».

Si quieren saber mi opinión, me gusta más el consejo que emitimos el doctor Juanjo Cáceres (@juanjocaceresn) y yo en nuestro último libro («Más vegetales, menos animales»): «Más vegetales, menos animales y nada o casi nada de carnes procesadas y alimentos superfluos».

Acabo con una reflexión que compartió el pediatra Carlos González en una conferencia que impartimos él y yo en Barcelona el 10 de septiembre de 2016: ¿Saben quién quiere que comamos de todo? Quien vende de todo.

Fuente: de Oliveira Otto MC, Anderson CAM, Dearborn JL, Ferranti EP, Mozaffarian D, Rao G, Wylie-Rosett J, Lichtenstein AH; American Heart Association Behavioral Change for Improving Health Factors Committee of the Council on Lifestyle and Cardiometabolic Health and Council on Epidemiology and Prevention; Council on Cardiovascular and Stroke Nursing; Council on Clinical Cardiology; and Stroke Council.Dietary Diversity: Implications for Obesity Prevention in Adult Populations: A Science Advisory From the American Heart Association. Circulation. 2018 Sep 11;138(11):e160-e168. doi: 10.1161/CIR.0000000000000595. Disponible en: https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/30354383 y https://www.ahajournals.org/doi/pdf/10.1161/CIR.0000000000000595

P.D. El día 29 de diciembre de 2018 publiqué un texto relacionado con este tema en «Nutrir con ciencia», el espacio de nutrición basada en la evidencia de «Materia», la sección de ciencia de El País. Mi artículo se tituló: «Comer de todo no es comer sano«.

 

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Carlos Franco