Como me preguntan tan a menudo por la valeriana, he decidido dedicarle unas pocas líneas. Muy pocas, porque el NCCIH revisa periódicamente los estudios disponibles sobre la valeriana, y resume la información más relevante al respecto en su página web. NCCIH son las siglas en inglés del Centro Nacional de Salud Complementaria e Integral, una entidad del gobierno federal de los Estados Unidos, que depende de los Institutos Nacionales de la Salud (el equivalente a nuestro Ministerio de Sanidad). Es una organización que evalúa científicamente la seguridad y la utilidad de la llamada «medicina» complementaria y alternativa. «Medicina» de la que opino, como el doctor Edzard Ernst (a quien entrevistamos aquí), lo siguiente: en muchos casos no es más que la promoción de tratamientos sin pruebas de eficacia y seguridad.

 


Como me fío bastante de esta entidad (y no es broma), simplemente voy a resumir sus conclusiones más destacables. Las detallo en inglés, y justo después las traduzco (bueno, algo parecido):

«Research suggests that valerian may be helpful for insomnia, but there is not enough evidence from well-designed studies to confirm this». Actualización (17 de octubre de 2024): veo que en su última revisión han cambiado este mensaje por uno todavía más categórico: «La evidencia sobre si la valeriana es útil para los problemas de sueño es inconsistente. En sus pautas de práctica clínica de 2017, la Academia Estadounidense de Medicina del Sueño recomendó no usar valeriana para el insomnio crónico en adultos».

O sea, que hay estudios que sugieren que la valeriana podría ser útil para el insomnio, pero no hay suficientes evidencias provenientes de estudios bien diseñados (que son los que deben sustentar cualquier consejo sanitario) para confirmar dicha hipótesis. Ojo, no es que no haya estudios, que PubMed recoge varios centenares de ellos.

A la anterior frase, desde NCCIH añaden lo siguiente:

«No hay evidencia suficiente para poder sacar conclusiones sobre si la valeriana es útil para la ansiedad, la depresión, el síndrome premenstrual, los calambres menstruales, el estrés u otras afecciones».

Por si acaso, he buscado por mi cuenta estudios sobre la valeriana, y he ido a parar a una revisión sistemática de la literatura científica publicada por Culpepper y Wingertzahn en diciembre de 2015 (Prim Care Companion CNS Disord) que concluye que su eficacia para el insomnio o los problemas del sueño no está en absoluto demostrada.

Si seguimos leyendo a los expertos del NCCIH, leemos esto:

«Studies suggest that valerian is generally safe to use for short periods of time (for example, 4 to 6 weeks). No information is available about the long-term safety of valerian. Valerian can cause mild side effects, such as tiredness the morning after its use, headaches, dizziness, and upset stomach».

Veamos. Resulta que a muy corto plazo (no más de 6 semanas), la valeriana «es generalmente segura». Sabemos que puede ejercer efectos secundarios leves, como cansancio, dolores de cabeza, mareos y malestar estomacal, pero lo cierto es que no tenemos información sobre su seguridad a largo plazo.

Actualización 2 (17 de octubre de 2024): en su última revisión añaden algo sorprendente: que uno de sus posibles efectos secundarios es provocar «insomnio en algunas personas». Añaden que «algunas personas sienten somnolencia por la mañana después de tomar valeriana, especialmente en dosis altas. Algunas personas experimentan sequedad de boca o sueños vívidos».

¿Qué respondo, por tanto, a quien me pregunta por la valeriana? Pues que no me la tomaría ni cobrando por ello.

Posdata (17 de octubre de 2024): Tampoco hay pruebas, según otro documento del NCCIH, de que la melatonina sea útil en el insomnio. Además: 1) falta información sobre su seguridad a largo plazo, 2) la dosis de melatonina puede no coincidir con la que indica la etiqueta, y 3) puede contener serotonina, una hormona peligrosa incluso en dosis bajas. ¿Qué hacer ante el insomnio? En el documento se indica que «Las directrices […] recomiendan encarecidamente el uso de la terapia cognitivo-conductual para el insomnio como tratamiento inicial». Fuente: «Melatonin: What You Need To Know«.

 

Posdata 2 (17 de octubre de 2024): Según un estudio realizado en una muestra de adultos españoles, «completar diariamente un mayor número total de pasos, pasos aeróbicos y energía gastada al caminar, podría estar correlacionado con menos insomnio independientemente de la edad, el sexo y otras variables de confusión» (Med Clin (Barc). 2019 May 3;152(9):339-345). Además de dicha investigación, creo imprescindible citar tres revisiones sistemáticas sobre insomnio y ejercicio físico. La primera observó que la calidad del sueño autoinformada, la gravedad del insomnio y la somnolencia diurna podrían mejorarse o atenuarse con el ejercicio (Front Psychiatry. 2021 Jun 7;12:664499). La segunda revisión sistemática concluyó que el ejercicio físico «puede considerarse una modalidad terapéutica alternativa y/o complementaria para los pacientes con diagnóstico de insomnio» (Einstein (Sao Paulo). 2022 Jul 22;20:eAO8058).  Y la más reciente ha constatado una mejora significativa de los parámetros objetivos y subjetivos del sueño (que aumentaron con la intensidad de la intervención) atribuible a la práctica de ejercicio físico (Sleep Med Rev. 2024 Aug;76:101948).

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