Cuando hablamos de legumbres, los nutricionistas hablamos de sabores y texturas que pueden llevarnos al séptimo cielo. Hablamos, desde luego, de fibra dietética, de vitaminas, de minerales y de un montón de sustancias protectoras (algunas un poco impronunciables, como las proantocianidinas, pero no por eso menos interesantes). Y hablamos, también, de equilibrio dietético, de regulación de la función de nuestro intestino y de la prevención de dolencias tan preocupantes como la hipercolesterolemia, la hipertensión arterial y la diabetes. ¿Quién da más?
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