Texo publicado originalmente el 1 de abril de 2015 en Espacio Abierto.

El pasado 26 de marzo redacté un texto titulado “Quemagrasas con sorpresas”, que bien podría haber titulado “Quemagrasas y ruleta rusa, similitudes y diferencias”. De hecho, ya he hablado en otras ocasiones de los (dichosos) quemagrasas, e incluso de algunos de sus “coleguitas” complementos dietéticos para perder peso, : las dietas depurativas, los batidos verdes y las dietas o los productos “detox” (ejem). El caso es que quiero quemar unas líneas más sobre este grasiento asunto, a ver si así le damos el golpe de gracia.

¿Definición de “quemagrasas”?

No existe una definición regulada de “complemento alimenticio quemagrasas”, por la misma razón que no encontraremos una definición oficial de “alimento potenciador del glamour”. Para poder clasificar a un producto como “quemagrasas”, este debería haber demostrado, mediante estudios en humanos bien diseñados, que disminuye de forma específica, y de  una forma clínicamente relevante, la grasa corporal. Cosa que no ha hecho, claro.

Quemagrasas: denominación tan legal como la de “cubatasano”.

La Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA, en sus siglas en inglés) no ha aprobado ninguna declaración de salud para ningún producto sobre su supuesta capacidad para eliminar de forma específica la grasa corporal. Como la EFSA es la máxima autoridad europea en materia de alimentación, esto significa que cualquier declaración de salud que sugiera que un alimento o un complemento alimenticio puede reducir nuestra grasa debe considerarse ilegal. De hecho, la propia denominación del producto debería considerarse ilegal, en mi humilde opinión.

Pruebas de la falta de pruebas de sus beneficios

Pero no solo podemos acudir a la EFSA para constatar que no están probadas las declaraciones de salud de los “quemagrasas”, opina de igual manera el Centro Nacional de Medicina Complementaria y Alternativa de Estados Unidos (NCCAM). Es más, una portentosa investigación publicada en febrero de 2011 en la revista Obesity (Silver Spring) concluyó que no hay evidencias científicas plausibles que permitan atribuir a ningún complemento alimenticio una capacidad adelgazante con relevancia clínica. Ojo al título del artículo, por cierto: “Suplementos alimenticios para la pérdida de peso: revisión sistemática de las revisiones sistemáticas”. Repito: revisión sistemática de las revisiones sistemáticas. Ahí queda eso.

¿Efectos adversos? Sí, y por el mismo precio.

Los quemagrasas, y esto no es menos importante, también deberían probar que su consumo no genera efectos adversos que puedan poner en riesgo nuestra salud, no compensados por los beneficios que supuestamente nos aportan. Y deberían probarlo antes de que nos los metamos entre pecho y espalda. Digo esto porque pese a que no existen investigaciones rigurosas que sustenten las declaraciones de salud que acompañan a los autodenominados “quemagrasas” (por lo que, insisto, pueden considerarse fraudulentas e ilegales) sí las hay acerca de sus riesgos. El NCCAM, antes citado, advirtió en julio de 2013 que los “quemagrasas” o similares, además de ser ineficaces, pueden “tener efectos secundarios dañinos” y estar “contaminados con ingredientes de medicamentos”. ¡Uf!

¿Quemavísceras?

Una revisión de la literatura publicada por Yellapu y colaboradores incluyó al fallo hepático agudo como uno de los posibles efectos secundarios de los “quemagrasas”. Los riesgos, sin embargo, no acaban en el hígado, ya que se extienden al intestino, al corazón, al cerebro y un largo etcétera de órganos y sistemas corporales. Más “uf”.

Consejo final

Sé que los consejos no pedidos no son bienvenidos, pero también sé que está justificado dar consejos en cuestiones en las que existe un riesgo vital. Así que ahí va mi sugerencia: de igual manera que no nos subiríamos a un autocar conducido por alguien que haya bebido alcohol, no deberíamos tomarnos productos tan desacreditados y peligrosos como los quemagrasas. Y es que como reza el dicho: timo parece, bueno no es, quien se tome un quemagrasas, un imprudente es.

 

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