SARA TABARES VALENCIA 12/11/2015 – 12:52 CET

“A partir de las 18h no como absolutamente nada”; “No ceno pan, ni pasta, ni arroz… Es la última comida del día, lo que no voy a hacer es tomarme hidratos antes de irme a la cama si no los voy a quemar”; “Mi abuela siempre decía: desayuna como un rey, come como un príncipe y cena como un mendigo… Eso hago”. Estas son algunas de las frases lapidarias que rodean a la cena, a sus múltiples mitos, a sus leyendas urbanas sustentadas, en gran medida, en creencias sin fundamento que no aparecen publicadas en ningún “Journal” (que es como denominan los investigadores a las revistas científicas) , sino que pasan de boca en boca y se extienden porque a “fulanito o fulanita» le funcionó.

La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) en su informe Panorama de la salud 2015, señala que la obesidad afecta a uno de cada seis adultos (16,6%). Las ansias por perder peso pueden llevar en muchas ocasiones a pensar que saltarse la cena puede ser la opción más efectiva, y no es así. Tal y como explica el dietista- nutricionista Julio Basulto: “Si miramos cómo comemos, en general a la población española nos convendría reducir nuestras raciones de todas las ingestas. Deberíamos comer menos cantidad, y alimentos de mejor calidad”