Artículo originalmente publicado en el blog de “La Sirena” (colaboré hasta 2015) en noviembre de 2015.

 

“No encontréis natural lo que ocurre siempre”. La frase aparece en la obra “La excepción y la regla”, de Bertolt Brecht, el poeta y dramaturgo alemán que tuvo que huir de Hitler acusado de alta traición. Por fortuna, yo no tendré que huir tras redactar este texto. En él expongo que aunque la “calorías vacías” (alimentos de muy poca calidad nutricional) casi siempre abunden en las fiestas infantiles, no deberíamos encontrarlo la mar de natural. También hablo, como Brecht (salvando las grandes diferencias), de excepciones y de reglas. Por último, incluyo sugerencias para planificar una fiesta infantil lo más saludable posible.

 

Excepciones y reglas dietéticas

 

En la alimentación infantil ¿qué es la excepción y qué es la regla? Si los niños españoles siguieran de forma habitual una alimentación saludable, y si las fiestas infantiles no se celebraran muy a menudo, no me alarmaría que en ellas predominaran los alimentos superfluos, y ustedes no estarían leyendo este escrito. Pero, por desgracia, la regla es que la alimentación de nuestros pequeños no es precisamente un dechado de virtudes dietéticas. Veamos un par de ejemplos.

 

Dos datos poco halagüeños

 

Según la “Guía de comunicación sobre salud y consumo de frutas y hortalizas 2015” publicada recientemente por el Comité Científico de la Asociación “5 al día”, el 43% de los niños españoles, es decir, casi la mitad, no toman a diario frutas u hortalizas. Más desolador todavía resulta conocer que prácticamente dos de cada diez niños menores de diez años toma una media de dos litros mensuales de “bebidas energéticas”, según refleja el “Informe sobre bebidas ‘energéticas’” publicado en marzo de 2013 por la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria. Les aseguro que no es un asunto de poca importancia, tal y como detallé en el escrito “¿Quiere averiar la salud de su hijo? Ponga a su alcance bebidas “energéticas”.

 

Supongo que los dos datos anteriores, una pequeña muestra de “cómo está el patio”, les habrán convencido de que no somos un modelo a seguir. En todo caso, si quieren profundizar en las muy mejorables características de la alimentación infantil en España les sugiero que acudan a la edición de febrero de 2014 de la revista científica Nutrition, metabolism, and cardiovascular diseases, que profundiza en esta cuestión.

 

Calorías vacías en los “entornos informales”

 

Hemos visto que nuestros niños no siguen, por norma, una dieta sana. En este contexto, las muy frecuentes fiestas infantiles no conviene que sean un despliegue de calorías vacías, es decir, de productos que aportan mucha energía pero cuya calidad nutricional es baja o incluso inexistente (ej: los “refrescos”). Máxime si tenemos en cuenta, como explica el pediatra Carlos Casabona en su libro “Tú eliges lo que comes”, que es alarmante “el excesivo número de eventos que celebramos con la comida como motivo fundamental de la fiesta”.

 

Le da la razón una revisión del Comité de Nutrición de la Academia Americana de Pediatría (AAP) publicada en marzo de 2015 en la revista Pediatrics. El trabajo ha constatado algo que todos intuíamos: que buena parte de los alimentos de baja calidad nutricional que ingieren los niños procede de “entornos informales”, como la comida que trae el propio niño al colegio, la proveniente de eventos para recaudar dinero (Ej.: viajes de fin de curso) o la presente en cumpleaños u otras muchas fiestas infantiles. Tales alimentos, según la AAP, contribuyen a la epidemia de sobrepeso y obesidad infantil, que en nuestro país afecta casi a la mitad de los niños, algo muy preocupante.

 

Mayor contenido emocional

 

El pediatra Carlos Casabona propone, entre otras ideas interesantes, que las fiestas tengan “más contenido emocional: música en directo, juegos, teatro (hay compañías amateur que amenizan eventos), escenografías o coreografías preparadas por un grupo de amigos […]”. Y también insiste en que es perfectamente factible dejar la comida “en un segundo plano”.

 

Estoy muy de acuerdo con él, por supuesto. No digo que en los cumpleaños todos los alimentos deban ser un paradigma de dieta sana, pero tampoco es necesario que la única oferta de comida sean las chucherías, los aperitivos salados, los refrescos industriales, los zumos, los postres lácteos, la bollería o el embutido. La prioridad es que los niños se lo pasen bien, no cabe duda, pero eso no lo justifica todo. Uno se lo puede pasar de mil amores jugando al escondite, por poner un ejemplo.

 

Algunas sugerencias

 

En mi experiencia, en todo caso, siempre que en una fiesta infantil aparece la fruta cortada, desaparece por arte de magia, la ofrezcamos en forma de pinchos, en macedonia o en cualquier otra presentación. Lo mismo ocurre con los frutos secos, con o sin cáscara: almendras, avellanas, nueces, pistachos etc. Y también si cortamos bastoncitos de zanahoria u otras hortalizas y las rodeamos de rebanadas de pan integral. Es cuestión de imaginación y de saber qué alimentos son la base de una dieta sana.

 

Pero si quieren más ideas, en mayo de 2015, la Generalitat de Catalunya ofreció en su página web 17 sugerencias dulces y saladas para que la fiesta infantil no esté gobernada por alimentos superfluos. Por si no saben catalán (están en este idioma), acabo de comprobar que Google Translate las traduce bastante bien: https://translate.google.com/

 

La Generalitat también insiste en lo que ya he comentado anteriormente: la fiesta no tiene que girar en torno a la comida. Por ello, propone que no nos olvidemos de la planificar los juegos o incluso en dejar espacio para que sean los propios niños quienes inventen o propongan sus propios entretenimientos (es decir, no actividades tuteladas por los adultos, ya que buena parte de su tiempo en la escuela consiste en momentos “dirigidos”). De hecho, en ocasiones planificar el juego es algo tan simple como poner al alcance de los niños pelotas, cuerdas, anillas, cojines, discos voladores, patines, bolos, etc.

 

No podemos olvidar, desde luego, la música y la decoración tanto del entorno (globos, serpentinas, confeti, etc.) como de la comida (láminas de almendra, coco en polvo, hojas de menta, frutas del bosque, etc.). El pastel no es preciso que sea una saludable manzana con una vela, pero sí vale la pena que lo preparemos en casa con el niño: cada minuto compartido con nuestros hijos es de un valor incalculable para su autoestima y, por tanto, para su salud.

 

¡Dar ejemplo!

 

Pero el consejo que más me ha gustado de todos los que ofrece la Generalitat es uno titulado “Es importante dar un buen ejemplo”. Para ello deberíamos:

 

1.- Jugar con ellos: para nuestros hijos nuestra presencia es muy importante, un auténtico regalo. Si ellos prefieren jugar solos, ¿por qué no jugamos con el resto de adultos? Está bien que los papás hablemos un rato unos con otros, para ponernos al día, pero no olvidemos que somos muy sedentarios, tanto adultos como niños. Jugar entre nosotros es una maravillosa manera de dar a entender a nuestros hijos que jugar no es solo cosa de niños y que el ejercicio no consiste solo en apuntarse al gimnasio.

2.- Evitar que en la fiesta existan bebidas alcohólicas y tabaco. Es algo importantísimo si queremos ser un modelo a imitar.

3.- Limitar al máximo el uso de teléfonos móviles u otros aparatos electrónicos. Ello contribuirá a que los niños puedan comunicarse más fácilmente con nosotros y comprendan que el tiempo ante las pantallas no debería superar (como lo hace hoy en día) al que dedicamos a realizar ejercicio.

 

En resumen

 

Como este texto me ha quedado un poco largo, lo he intentado resumir en una serie de puntos, a modo de “decálogo de una fiesta infantil saludable”:

 

  1. Hemos de ser conscientes de que vivimos en una sociedad que presenta unas altísimas y alarmantes cifras de obesidad infantil.
  2. La alimentación habitual de la gran mayoría de los niños en España se aleja mucho de un patrón de dieta sana.
  3. Las celebraciones infantiles, muy frecuentes, suman “calorías vacías” a una alimentación no saludable en el día a día de muchísimos niños. En opinión de la Academia Americana de Pediatría, los alimentos que suelen estar presentes en estas fiestas contribuyen a la actual epidemia de obesidad infantil.
  4. De los tres puntos anteriores se desprende una conclusión bastante lógica: en un contexto como el nuestro, conviene que en las fiestas infantiles no abunden los alimentos superfluos.
  5. Las fiestas no tienen por qué centrarse en la comida: la compañía, la música y la decoración, de hecho, son tan importantes o más que los alimentos.
  6. Planificar juegos o dejar espacio para que sean los propios niños quienes se entretengan es fácil y conveniente. En ocasiones es algo tan simple como poner a su alcance pelotas, cuerdas, anillas, cojines, discos voladores, patines, bolos, etc.
  7. En las fiestas no debería faltar la fruta, los frutos secos, hortalizas como bastoncitos de zanahoria o rebanadas de pan integral. Basta con pensar en una presentación apetitosa para que tales alimentos desaparezcan. En realidad, muchas veces desaparecen simplemente trayéndolos a la fiesta.
  8. La Generalitat de Catalunya ofrece en su página web 17 sugerencias dulces y saladas para las fiestas, que no encajan en la categoría “alimentos superfluos”.
  9. Nuestra presencia en las fiestas es muy importante. Tanto o más que el entorno, la decoración o la comida: hagamos lo posible por compartir más tiempo con nuestros hijos.
  10. No podemos olvidarnos de dar ejemplo. Para ello conviene que juguemos con los niños, o entre nosotros mismos, que evitemos la presencia de alcohol o tabaco y que limitemos al máximo el uso de teléfonos móviles u otros aparatos electrónicos.

 

 

 

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