Escribir un libro en el que aparecen consejos de salud es delicado, porque puede que, en un futuro, esos consejos queden obsoletos. Por eso es importante seleccionarlos bien, y basarlos en pruebas científicas robustas, de las que sea “unlikely to be strongly affected by the results of future studies”, es decir, “improbable que se vean afectadas fuertemente por los resultados de futuros estudios”. La frase entrecomillada la he tomado de un estudio que comentaré en unas líneas, y cuyas conclusiones guardan relación con un consejo que emití en mi libro “Mamá come sano” (publicado en marzo de 2015). Consejo que transcribo a continuación:

“Abundantes y sólidas pruebas acreditan la utilidad de suplementar a las gestantes con 400 microgramos cada día de ácido fólico (además de consumir a diario frutas y hortalizas), durante como mínimo un mes antes del embarazo y hasta tres meses después de la concepción. En determinados casos concretos (valorados por un médico) se aconsejan dosis superiores de esta vitamina”.

Esta suplementación contribuye al crecimiento del tejido maternal en el embarazo y previene los defectos del tubo neural, una serie de problemas (serios) del sistema nervioso del feto.

Incluí el consejo no por ser “una moda” (les aseguro que lo he escuchado más de una y más de dos veces), sino, entre otros motivos, porque las pruebas científicas que lo apoyan me parecieron bastante sólidas (aquí un ejemplo) y porque coincide con lo que recomendó nuestro Ministerio de Sanidad en su “Guía de práctica clínica de atención en el embarazo y puerperio” (2014), dirigida a profesionales sanitarios. En dicha guía, por cierto, también leemos lo siguiente “Se sugiere no suplementar a las mujeres con complejos multivitamínicos durante la gestación” y «Se sugiere no ofrecer de forma rutinaria la suplementación con hierro en mujeres gestantes».

Pero volvamos al ácido fólico. Entre otros motivos porque la guía del Ministerio es de 2014 y mi libro se publicó en 2015. ¿Qué habrán concluido las nuevas investigaciones en estos 2-3 años? Nada mejor para resolverlo, en mi opinión, que recurrir una impresionante revisión que me acaba de hacer llegar en un correo electrónico Maria Manera, compañera de profesión, pero también admirada amiga. Se trata de una investigación del US Preventive Services Task Force (USPSTF) publicada ayer en la revista científica JAMA y que pueden consultar en este enlace: http://jamanetwork.com/journals/jama/fullarticle/2596300

Su conclusión es: “El USPSTF recomienda que todas las mujeres que estén planificando un embarazo o que puedan quedarse embarazadas tomen un suplemento diario que contenga entre 0,4 y 0,8 miligramos (400-800 microgramos) de ácido fólico (recomendación A)”.

“Recomendación A” significa que estamos ante una de esas recomendaciones que es “improbable que se vean afectadas fuertemente por los resultados de futuros estudios”.

Añaden algunas consideraciones importantes, como el hecho de que la mitad de los embarazos que ocurren en Estados Unidos no son planificados. No tengo datos para España, pero juraría que el panorama no será muy diferente. De ahí que su recomendación se aplique también a aquellas mujeres que “puedan quedarse embarazadas”, es decir, que tienen relaciones sexuales sin protección. Insisten en que “el periodo crítico para la suplementación empieza como mínimo un mes antes de la concepción y continúa a lo largo de los primeros 2-3 meses de embarazo”. También reconocen que aunque hay alimentos ricos en ácido fólico (sobre todo los de origen vegetal poco procesados) y aunque hay bastantes productos enriquecidos en ácido fólico en Estados Unidos (en España menos), la mayoría de mujeres no podrán consumir 400 microgramos de ácido fólico a partir de alimentos.

Fuente: U.S. Preventive Services Task Force. Folic Acid Supplementation for the Prevention of Neural Tube Defects. US Preventive Services Task Force Recommendation Statement. JAMA. 2017;317(2):183-189. Disponible en: http://jamanetwork.com/journals/jama/fullarticle/2596300

P.D. 21 de julio de 2017. Se acaba de publicar un estudio que indica que suplementar a embarazadas con dosis de ácido fólico que superen los límites de seguridad (más de 1000 microgramos al día) podría ser peligroso para el desarrollo neurocognitivo del niño (Am J Clin Nutr. 2017 Sep;106(3):878-887). De ahí que el uso de tales dosis deba restringirse a situaciones concretas en las que el beneficio supere al riesgo. En mi libro «Mamá come sano» indiqué lo siguiente:

«Tomar ácido fólico por encima de los 1000 microgramos tiene ciertos riesgos , así que es sensato evitar tales cifras salvo si tu médico te razona que en tu caso es preciso hacerlo: en ocasiones  (mujeres que hayan dado a luz a un bebé con un defecto del tubo neural, que tengan diabetes, o que estén recibiendo un tratamiento anticonvulsivo (De-Regil LM et al. 2010)) conviene pautar hasta 4000 microgramos (4 miligramos) al día»

P.D. 18 de agosto de 2023. EL USPSTF acaba de actualizar su postura sobre esta cuestión, tal y como he detallado en el texto «Se confirman los beneficios del ácido fólico en el embarazo«.

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